¡Navidad, una de las épocas del año en la que más me gusta para viajar! Es cuando las ciudades europeas se transforman con luces, mercados navideños y eventos especiales. Es la época de vacaciones, de tener un poco mas de tiempo para estar con la familia o con amigos, romper la monotonía creando recuerdos especiales. Nos gusta la Navidad y nos gusta el frío, quizás porque en el levante español solemos tener incluso navidades de manga corta, por tanto, buscamos lugares donde un frío viento nos hiele la cara, que nuestras manos se calienten con un buen chocolate, que el calor de las sopas de restaurantes tradicionales calientes nuestros estómagos vacíos y pasear, pasear y pasear bajo decenas de lucecitas que adornan las calles repletas de gente, niños, perritos y felicidad.

Este año, por motivo de los exámenes universitarios de enero, nos ha sido imposible descubrir nuevas ciudades y nos hemos tenido que conformar con una escapada de fin de semana volviendo a Carcassone, ya visitada con anterioridad hace bastantes años atrás, pero en la estación veraniega. ¡Y nada que ver!, me gustó muchísimo sin tanta calor, creo recordar que he dicho que nos gusta el frío, y es que a 45º en el mes de agosto es imposible disfrutar de una buena Cassolulete sin morir en el intento.

Viernes al mediodía, después de trabajar, salimos desde Castellón, pasamos a recoger a nuestra hija que estudia en Barcelona y continuamos nuestro camino. En menos de 6 horas nos encontrábamos bajo las puertas de la impresionante Cité de Carcassone. Nos alojamos en el Hotel Montmorency «Cité Médiévale de Carcassonne». Un hotel fantásticamente situado, literalmente, justo al salir de las puertas de la ciudad de la antigua Ciudad de Carcasona y, de hecho, tuvimos una buena vista de las murallas desde nuestra habitación y desde la terraza donde sirven los desayunos. Las habitaciones Montmorency están al otro lado de la calle del edificio de recepción, son pequeñas y un poco…. vamos a llamarlas estridentes. por no decir que son mas propias de un club nocturno, pero no voy a ponerme quisquillosa con la decoración cuando la limpieza y la amabilidad de sus trabajadores destacaban al igual que sus impresionantes vistas.

Cuando llegamos ya era tarde y había empezado a caer una fina lluvia y sabiendo que en Francia los restaurantes los cierran pronto, buscamos un lugar cercano al hotel para tomar algo rápido y nos volvimos al hotel para descansar y coger fuerzas para empezar un nuevo día cargados de energía.

Como no teníamos el desayuno incluido salimos a primera hora del día a buscar alguna cafetería por la Cité, ya no me aguantaba de ganas por recorrerla. Fue fantástico, las tiendas todavía cerradas, con solo algunos turistas madrugadores como nosotros, nos sentíamos como si toda la ciudad medieval fuera para nosotros. Encontramos abierta una cafetería preciosa»La Boulangerie de la Cité), donde tomamos el mejor café con leche de toda Francia (notas: el café con leche en Francia es malísimo y te abrasa la lengua) y unos croissants de mantequilla espectaculares como todos los croissants de cualquier boulangerie, de cualquier pueblo de nuestro país vecino. Tras el desayuno nos dispusimos a realizar la ruta por la Cité.

El Castillo de Carcassonne

El castillo condal de Carcassonne es, sin duda, lo más atractivo de la ciudad y una visita obligatoria. Data del siglo XII y recomendamos recorrer sus muros, sus atalayas, los pasillos y contemplar todos los rincones de esta estructura colosal. La entrada al castillo de Carcassonne cuesta 13€ para los adultos y es gratis para los menores europeos de 26 años. Podéis añadir una audioguía por 4€ adicionales. Existen 4 entradas a la fortaleza de Carcassonne señalando los 4 puntos cardinales, siendo las mas impresionantes la Puerta de Narbona que se encontraba adornada muy bonita ahora en Navidad y la Puerta del Aude desde la cual tienes unas vistas impresionantes del Castillo.

 Es totalmente recomendable recorrer sus murallas y no solo las que se acceden desde el castillo sino también sus lizas, la zona intermedia entre la doble muralla que rodea la ciudadela. Pasear por ella impresiona por la magnitud de la ciudad y la importancia de protegerse incluso de su población vecina, la Bastide de Saint Luis, del S.XIII, una nueva ciudad planificada fuera de las murallas medievales (la Cité), para consolidar el control real tras la Cruzada Albigense, y es el origen de la «Ville Basse» (Ciudad Baja) moderna de Carcasona. 

Basílica de Saint-Nazaire

La basílica de Saint-Nazaire es uno de los puntos más impresionantes de la ciudad y es imprescindible quedarnos asombrados con esta basílica del siglo XI. Junto al castillo condal es sin duda el monumento más importante de la ciudad. Además se encuentra en una plaza encantadora justo al lado de la puerta del Aude, así que en un instante habréis visitado dos de los puntos de interés de la ciudad.

Las callejuelas y los Pozos de Carcassonne

Pero el lugar que mas te transporta a la Edad media es callejeando sus rincones, lugares por donde el tiempo ha pasado de largo y que solo disfrutas a paso lento, sacando el móvil solo para inmortalizar los bellos recuerdos. Como algo que destacar son esto dos rincones con encanto: Le Grand Puits (El pozo grande) y Le Petit Puit (El pozo pequeño).

Comer en la Cité

Para comer hay infinitud de restaurantes a cada cuál mas hermoso y también mas caro donde poder degustar la cocina tradicional, siendo el plato «Royal» la Cassoulet. Entre los ingredientes de un buen Cassoulet encontramos: La cazuela de barro fabricada en Castelnaudary: con una forma troncocónica para repartir mejor el calor, Las judías lingots: las judías blancas que solo se cultivan en Lauragais. la carne, de la corteza del pato o del cerdo guisada siendo recomendados los muslos de pato confitados. Una cocción lenta en el fuego, rompiendo la corteza en repetidas ocasiones, así como el aspecto burbujeante al final de la última cocción, todo ello regado con un buen vino de la región y el famoso pan francés de corteza oscura.

Nosotros probamos este delicioso manjar en La Mansion de Cassoulet, tomamos varios tipos de menú. El mas caro incluía un entrante de mi cuit de foi de pato y una cassoulet completa a un precio de 33 €, el menú gourmande de 23 € que incluía la cassoulet completa con ensalada verde y postre, y dos menús normales a 17 € que incluía ensalada con magret de pato, cassoulet y postre. La diferencia entre las cassoulets era en que la parte de las carnes tenían menor cantidad, pero mas que suficiente para una persona.

Otro de los platos típicos que probamos en la noche fue la Soupe d’oignons. La sopa de cebolla debe ser a la cocina francesa lo que la sopa de ajo es a la cocina española: un plato humilde, sencillísimo y que cuenta con ingredientes muy básicos. Se prepara cociendo cebolla cortadita durante un largo tiempo, hasta caramelizarse y se sirve con unas rebanas de pan flotando sobre en el que se asienta un fuerte queso gratinado. Un plato sencillo y calentito que te eleva al mismo cielo en esos días fríos de invierno.

Durante la tarde-noche, pues sobre las 17:00 era ya noche cerrada, cruzamos el Puente Viejo para llegar a la Bastida de Saint Louis, la Carcassone nueva donde habitan sus ciudadanos y donde podemos encontrar unos geniales mercadillos de Navidad repartidos por toda la ciudad.

Mercadillo de la Plaza Gambetta

En esta plaza das la entrada a la Ciudad Nueva si vienes desde el Puente Viejo que une la Cité Medieval con la Bastida de San Luis (la parte moderna de Carcassonne) y desde donde podrás hacer espectaculares fotos de la ciudad medieval tanto si es de día o de noche.

Esta enorme plaza alberga un bonito y colorido mercado navideño dedicado mas que nada al público infantil, lleno de estatuas de animalitos, hasta los topes de lucecitas que tintinean al compas de bandas de jazz amenizando las tardes mientras disfrutas de un chocolate caliente acompañado de una crêpe de castañas.

Mercado navideño de la Plaza Carnot

En la emblemática Place Carnot se instala unos de los mercados más bonitos de Carcassonne en Navidad, con multitud de puestos alrededor de una bonita pista de hielo que rodea la estatua de Neptuno. La pista de hielo suele abrir sólo por las tardes. Posiblemente sea el mercadillo más grande de la ciudad donde además de los puestos de comida hay muchos restaurantes alrededor de la plaza pero con una música, para mi gusto demasiado alta y festiva, resulta ser un lugar de mucho ambiente. Si queréis comer por allí tendréis que acudir con bastante antelación.

Mercadillo en la Plaza de André Chénier

Muy cerca de la Plaza Carnot se encuentra la Plaza André Chenier, donde podrás disfrutar de Le Parc Du Père Noël, un mercadillo repleto de atracciones de feria así como de la famosa noria donde podrás admirar las vistas al Canal du Midi  y la ciudad iluminada.

Plaza Général De Gaulle: 

Es uno de los mercados más grandes y animados que ver en Carcassonne en Navidad y hay infinidad de actividades, tanto para adultos como para los niños.. A uno de los lados han instalado una pista de karts sobre hielo muy divertida, en su versión adulta e infantil, además de un espacio para la realidad virtual. Pero lo mejor es la construcción de una estructura elevada con un restaurante super original en lo más alto, donde puedes comer dentro de unas cabinas de esqui con vistas a la ciudadela medieval de Carcassonne. Existen pocas cabinas pero vale la pena subir para admirar las vistas.

Ha sido una escapada genial para disfrutar en familia, cerca de casa, bastante económica , sin agobios ni calles abarrotadas de gente. Hemos comido genial, hemos reído, hemos comprado regalitos navideños para nuestras familias y hemos descubierto la calidez de los Carcassonenses a pesar del frío del lugar.