Hace ya veinte años que se publicó por primera vez Harry Potter, y desde entonces su leyenda no ha parado de crecer. Nuestros hijos se han criado viendo sus películas y leyendo los libros de J.K. Rowlling y nos han contagiado por completo el amor por esta saga hasta el punto de ser nosotros también unos fieles seguidores de todo el universo Potter. Sí, lo reconozco, somos unos Potterhead.
Nuestro viaje a Escocia era, por tanto, casi obligado. Pasear por algunas de las calles de Edimbrugo era como estar en los escenarios de las películas y ver el tren a Hogwarts se ha quedado como una asignatura pendiente ya que fuimos en Navidad, justo la época del año que por la climatología, el tren Jacobino, como en realidad se llama, no hace su característico recorrido. Por lo demás, disfrutamos como auténticos enanos sumergidos en la magia de todo un universo creado para la magia más auténtica.

Pasear por esa zona de Edimburgo es como estar de lleno en las novelas de Harry Potter, sin embargo, esta casita es donde vivía el famoso perrito Bobby, conocido por esperar durante años a su dueño.
La ruta de Harry Potter en Edimburgo contempla los lugares dónde su autora se inspiró para crear algunos de sus personajes. Las colas para poder entrar a tomar un té en la cafetería Elephant House, donde J.K. Rowlling se sentaba a escribir, suelen ser inmensas, pero nosotros tuvimos la paciencia de esperar lo suficiente como para poder sentarnos en su misma mesa, frente a la misma ventana, desde donde se contempla una panorámica privilegiada del cementerio de Greyfriars y el colegio George Heriot.

Un mensaje secreto para J. K. Rowling

En la mesa que ella ocupaba y donde comenzó a escribir el primer libro, existe un cajón especial donde los fans de Harry Potter de todo el mundo pueden dejarle mensajes a la autora. Es realmente un detalle que nos encantó. Y en los baños del mismo local, los fans de la serie han ido dejando escritas miles de frases de la película y los libros.

Las paredes del baño de The elephant house están llenas de frases de la película que han ido escribiendo los seguidores
Por supuesto visitamos el cementerio de Greyfriars, además en una fecha muy señalada, el 31 de diciembre, cumpleaños de uno de los personajes más conocidos, Voldemor. ¿A que también se os ha puesto la piel de gallina? Lo más llamativo es encontrar la tumba de Tom Ridle, el que no debe ser nombrado, una persona que existió realmente y del que Rowlling tomó su nombre para construir el que ya es uno de los personajes míticos dentro de todo el mundo Potter.

Paseando por el cementerio de Greyfriars en busca de la tumba del que no debe ser nombrado

El verdadero Tom Ridle fue un soldado que perteneció al 14 regimiento de las Indias y murió en la isla de Trinidad un 16 de septiembre de 1802 a la edad de 26 años. Hoy es una de las tumbas más visitadas del mundo.
Pero lo que nos encantó fue la historia de McGonagall y de cómo llegó a ser el apellido de la profesora Minerva McGonagall. En ese mismo cementerio existe una tumba que pasaría completamente desapercibida si no fuera porque Rowlling recuperó su nombre. William McGonagall fue un poeta y actor escocés perteneciente al grupo de poetas que antiguamente rodeaban las cortes y componían sus obras bajo en beneplácito de sus reyes, sin embargo, este poeta tenía fama de ser muy malo. Era un mal actor y un escritor mediocre, de hecho, está considerado como el peor poeta británico de todos los tiempos. Escribió alrededor de 200 poemas y muchos contrataban sus servicios como si de un actor de music hall se tratara, medio cómico y sin gracia o talento alguno. Su obra más famosa, por mala, se tituló The tay bridge disaster, escrita en 1880 y su lectura se considera una especia de rito de aprendizaje de arte escénico. Por esto, por ser uno de los autores, poetas y dramaturgos mas vilipendiados por la historia, J.K. Rowlling decidió utilizar su apellido para uno de sus personajes más carismáticos y que representan la sensatez y la seriedad en toda su obra, Minerva McGonagall. Es un precioso homenaje, sin duda.

En la pintoresca Victoria Street, una de las calles más concurridas y bellas de la vieja ciudad de Edimburgo, nos encontramos con el callejón Diagón, donde los magos acuden a hacer sus compras de baritas, lechuzas y todo lo necesario para su magia. También hay una tienda de bromas llamada Aha ha ha al más puro estilo de los hermanos Weasley. Todo Edimburgo está lleno de rincones que nos hacen pensar en las películas y que nos llevan de regreso a las páginas de sus libros. A lo largo del recorrido por Edimburgo existen cientos de tiendas donde encontrar todo tipo de suvenires y regalos para traer a casa pero nuestro consejo es la tienda Musseum Context y The boy wizard. Entrar en ellas es querer llevárselo todo, ¡de verdad!

Aunque el colegio Heriot no puede visitarse, nosotros pudimos caminar por sus alrededores e impregnarnos de su arquitectura e historia. Rowlling también se inspiró en este colegio para sus libros y la vida escolar de Hogwarts y su selección de estudiantes. Los alumnos de George Heriot’s School están divididos en cuatro casastal como lo están los magos de Hogwarts: Lauriston ( verde), Greyfriars (blanco), Raeburn (rojo) y Castle (azul). ¿Slytherin, Hufflepuff, Gryffindor y Ravenclaw, quizás?

También puedes contratar tours con guía en español para hacer todo el recorrido básico por la ciudad y por los lugares más emblemáticos de Harry Potter, además ¡suelen ser gratis! Aunque sin duda, si tus hijos son tan expertos en el tema como Aimar, puede que sean ellos los que terminen haciendo las explicaciones a los visitantes y a la propia guia.

Aimar dando explicaciones a la guía y acompañantes

