
Ya tocaba. Después de viajar con niños por media Europa, decidimos darnos una pequeña luna de miel en una escapada romántica a Florencia. Lo cierto es que Florencia es una de las ciudades que más me atraía visitar en profundidad por mis estudios de historia, así que, de entre todos los destinos paradisiacos y románticos que se ofertan como escapadas románticas, decidimos escoger este para poder pasarnos los días visitando museos, galerías, arte, monumentos y poder disfrutar de la cuna del Renacimiento con toda la dedicación y atención que merece.


Lo cierto es que toda Florencia es espectacular. Sus horizontes magníficos, sus puestas de sol, la arquitectura de sus palacios y galerías: es un lugar de una belleza apabullante. No en vano Stendhal sufrió el famoso síndrome que lleva su nombre al visitar por primera vez la ciudad. Es de un placer visual y mental tan exuberante que impresiona y te deja una marca indeleble. Además, como historiadora, tener la sensación de estar pisando la historia es también algo indescriptible. Estar delante de obras como El nacimiento de Venus de Botticelli, La virgen del jilguero de Rafael, La adoración de los magos de Da Vinci o La Venus de Urbino de Tizziano, fue, para mí una experiencia personal inolvidable y muy difícil de explicar. Una mezcla de emociones y belleza, de poder vivir y tocar el alma de las obras, de la misma historia en sí, sabiendo que la inmortalidad debe consistir en algo similar a eso.



Pero me estoy poniendo romántica así que vayamos al grano.
Para disfrutar de Florencia, entender todo cuanto representa, o buscas unos buenos guías o vas a ver mucho, sí, pero sin entender nada. Florencia es un compendio de todo tipo de disciplinas artísticas que se dieron en un momento histórico y político concreto y con unas personas legendarias, irrepetibles, así que hay que sumergirse en todo ello para entender la magnitud inmensa de esta ciudad. Hay que conocer los entresijos palaciegos, las familias de mecenas que encumbraban a los artistas principales, la influencia de la religión y de las jerarquías católicas del momento, las grandes fortunas amasadas y los misterios de cientos de historias que han hecho de Florencia un lugar tan especial.

Os aconsejo que vayáis acompañados de guías sobre todo para visitar la Galería Uffizi, la Galería de la Academia, donde está el famoso David de Miguel Ángel, y el Palazzo Vecchio. Son lugares tan cargados de historia, de grandes obras pictóricas y arquitectónicas que vale la pena ser guiados por un experto. Los precios de los tours guiados oscilan entre los 12,50€ hasta los 42€, pero eso sí, en según qué lugares van separados por sectores, así que para verlo todo completo con guía debes ir sumando recorridos. En algunos portales y agencias puedes reservar paquetes completos de Florencia+Uffizzi+Academia por unos 90€ lo que no está nada mal y ya vas sobre seguro en al menos los principales lugares.

Para transportarte te recomendamos autobús, con más de 100 líneas distintas. El tranvía no es nada recomendable: solo son tres líneas y ninguna de ellas pasa por el centro turístico, o sea, que si utilizas este medio que sea solo como un aspecto logístico del viaje, pero no por placer, desde luego, ya que pasa cada tres minutos durante todo el día de forma continua lo que puede ser cómo en un momento dado según el lugar donde estés hospedado y lo que quieras visitar ese día. Nuestro consejo es que pasees. Florencia se puede hacer perfectamente caminando si no se va con prisas ni ansias de verlo todo de forma rápida. Disfruta de los paisajes, de los pasear nocturnos y atardeceres como uno has visto en tu vida. Pasear por el Ponte Vecchio, disfrutar de las impresionantes vistas desde la Plaza de Miguel Ángel o deslumbrarse ante el Duomo, la catedral de Florencia, es algo que debe hacerse con calma y con la tranquilidad de un buen paseo.

Para comer podéis hacerlo en cualquiera de los muchos restaurantes que vais a encontrar. Cierto que la zona de la Piazza della Republica es un poco más cara que el resto, pero también es un lugar tan preciosos y con tan gran cocina que nosotros decidimos sentarnos a disfrutar de la excelente vista y de la maravillosa cocina italiana.

Otro consejo: no te vayas nunca de Italia, estés donde estés y sea la temporada que sea, sin probar sus excelentes helados.
Las Trattorias son ideales para comer o cenar y suelen tener unos precios muy razonables. Son lugares pequeños, familiares, con menús del día y precios asequibles a cualquier presupuesto. Si tenéis prisa siempre encontrareis Panninis y pizza al taglio, es decir, corte de pizza en raciones, por unos 2 o 4 € la ración. Así vas comiendo en el trayecto al siguiente monumento, como hacen muchos visitantes.


Como alojamiento te recomendamos hoteles que estén cerca del centro o a poca distancia, así podrás desplazarte de una forma cómoda y relajada. Eso sí, si te hospedas en el centro de Florencia no esperes ningún lujo, al contrario. Los hoteles son antiguos e incómodos, a veces con baños comunitarios al final de un pasillo. Por poneros un ejemplo os cuento que en nuestro viaje tuvimos que cambiar de hotel tres veces. Porque bueno, cierto que el centro histórico es muy antiguo y los hoteles son de hace muchísimos años, pero… bueno, hay cosas que son básicas y que no todos los hoteles situados en el centro histórico pueden ofrecerte. Pese a esa pequeña incomodidad hotelera, Florencia es un destino bello donde los haya, lleno de arte y de ensoñación. Un lugar al que vale la pena ir y volver .
