
En Bélgica, hasta el Grinch más verde lo encuentra difícil no participar en el espíritu navideño. Desde la ciudad más grande hasta el pueblo más pequeño, las calles belgas estarán decoradas con cadenas de luces y decoraciones festivales. Aquí, la temporada navideña es un tiempo para pasar en familia o para celebrar en una fiesta excitante.
No hay ningún sitio mejor que los mercados de Navidad para disfrutar las delicias belgas. Todas las grandes ciudades belgas tienen un mercado con varios puestos de comida o tenderetes, donde puedes saborear las famosas galleta spéculoos que está hecha con las mismas especias que se utilizan en el pan de jengibre,y como no, acompañadas de un buen tazón de chocolate belga caliente!!!
Quizá lo que más me ha llamado la atención de las Navidades en Bélgica es que los niños son los auténticos protagonistas. Según la tradición belga, el 4 de diciembre llega un barco desde España, con San Nicolás y su acompañante Zwarte Piets (Pedro el Negro), para ver los niños que han sido buenos, y dos días más tarde (la noche del 5 al 6 de diciembre) vuelven, descendiendo por las chimeneas de las casas para dejar regalos.
Una costrumbre muy entrañable de la región de Flandes y de algunas partes de Valonia, los mas pequeños de la casa leen tradicionalmente para sus abuelos o padrinos una carta de año nuevo con buenos deseos, escrita a menudo en la forma de un poema. En cambio, reciben dinero para la hucha.
Otra fiesta para ellos es el 6 de enero pues los niños se visten como los reyes y van de casa a casa para cantar la canción “Los Tres Reyes” y a cambio, reciben monedas o dulces. El día de reyes no es festivo en Bélgica, pero se come un pastel especial llamado “savoy” que es un bizcocho con un haba en el interior para coronar rey a quien la encuentre. ¿Tendrá algo que ver que S.Nicolás venga de España?
Y es que lo belgas se reúnen en las navidades para hacer lo que los belgas hacen mejor: ¡disfrutar la buena comida! Una gastronomía centrada en la caza, el asado y sobre todo el marisco. A pesar de que la cocina belga tiene otros muchos referentes, si viajas a Bruselas encontrarás por doquier carteles de neón o en madera anunciando que en ese restaurante se pueden comer los famosos moules-frites. A los españolesnos resulta raro comer mejillones como plato principal pero en Bruselas suelen servir un kilo por persona acompañados de las famosas patatas fritas. Sólo en la capital belga se consumen cada año 60.000 toneladas de mejillones.
Como curiosidad cada comensal tiene su propio modus operandi: eligen la cáscara de uno de los primeros mejillones que se comen y después la usan a modo de pinza para el siguiente mordisco, siendo bien mejillón o patata frita. Su técnica es tan rápida que no llegan a enfriarse.
¿Te atreves a comer los mejillones al más estilo belga? Pues prepara esta sencilla receta y comparte tu foto el próximo 4 de enero con nuestro hasthag #europexmaschallenge y podrás ganar un fin de semana para dos personas. Ahhh y por supuesto, no te olvides de acompañarlo con una buena cerveza belga.!!!

INGREDIENTES para 2 personas
- 1 kg de mejillones pequeños
- 150 ml (un vasito) de vino blanco
- 1 vasito de agua
- 100 ml de nata líquida
- 1 penca de apio blanco
- Un par de dientes de ajo pelados o un casco de cebolla picada
- Perejil picado, sal y pimienta
- Una rama de tomillo (opcional)
ELABORACIÓN
- Ponemos una cazuela al fuego con el agua, el vino y el apio picado. Podemos aromatizar también con una rama de tomillo y unos ajos picados. Cuando rompa el hervor agregamos los mejillones.
- Cuando se vayan abriendo los retiramos mientras dejamos reducir un poco la salsa. Añadimos la nata líquida, el perejil picado y un toque de pimienta. A veces no es necesario añadir sal. Removemos y dejamos que dé un buen hervor.
- Colocamos los mejillones en una fuente y cubrimos con la salsa, o los volvemos a llevar a la cazuela y mezclamos un poco. Espolvoreamos con perejil picado y servimos calientes.
- Estos mejillones se sirven en la misma cazuela y se acompañan con patatas fritas.